FILOSOFÍA DE TRABAJO
La vida merece la pena. La naturaleza nos ha equipado para dirigir activamente nuestra existencia. Todos estamos dotados de la capacidad de evolucionar y llegar a afrontar prácticamente cualquier situación con éxito. Estamos programados para incrementar nuestras habilidades y sobreponernos a los obstáculos. Somos capaces de utilizar las dificultades como impulso para crecer. Podemos ser extremadamente competentes, adaptándonos positivamente a las circunstancias. Además, en la mayoría de ocasiones, podemos incluso transformarlas. Creo profundamente en el potencial humano. Creo en ti.
Para superar nuestras barreras y lograr nuestros objetivos, hacen falta tres elementos: Voluntad, Estrategia y Constancia.
Las terapias no deberían ser pesadas ni suponer un sufrimiento. Al contrario, creo que han de ser liberadoras y dinámicas. Aunque requieren esfuerzo para impulsar, dirigir y lograr una transformación, resulta esencial respetar el proceso natural de evolución y adaptación de cada persona.
Ningún camino realista es perfectamente recto o libre de obstáculos. Nuestra vida está en constante movimiento. Nuestro proceso de transformación se verá siempre influido por los acontecimientos y las personas de nuestro alrededor. Por ello, los factores que puedan interferir en el curso adecuado de la terapia deben preverse en la medida de lo posible, preparándonos para afrontarlos cuando tengan lugar. Sin embargo, debemos adaptarnos a lo imprevisible con fluidez y con la tranquilidad de saber que esos baches nos capacitarán todavía más.
Siempre que los resultados deseados sean realistas, serán perfectamente asequibles mediante el trabajo y la persistencia. Iremos observando cómo los objetivos pequeños se van cumpliendo, y así, poco a poco, los éxitos graduales alimentarán la motivación y la esperanza, la fuerza y las ganas, acercándonos más y más a lo que antes parecía inalcanzable. Es posible que ciertas metas que al principio del proceso se perseguían se hayan transformado con la persona.
Nunca dejamos de crecer ni de aprender, en la vida no dejaremos de encontrarnos con retos, ni de tener expectativas de un buen futuro, por lo que nunca llegará el momento en que alcancemos la cima de la felicidad perfecta y permanente. No perseguimos una situación ideal, lo que perseguimos es adquirir las capacidades necesarias para dirigir, gestionar y vivir nuestra vida de una manera satisfactoria.
· Para lograr una visión integral, los distintos enfoques sobre los problemas psicológicos deben complementarse. El ser humano es complejo y la realidad relativa en función del observador o del nivel de análisis.
· Es muy importante contar con información rigurosa, de calidad, y que la metodología seguida tenga sustento científico.
· La persona en terapia debe tener una actitud activa. Esto no significa que deba tener energía o ánimo, sino que debe poner de su parte para que el proceso tenga éxito. Su participación es necesaria.